martes, 9 de abril de 2013

Una poesía para el libro. De Fernada Carro, por supuesto.

PRODIGIOS

Ay de mi Señor, si no estuvieras,
marcando con tu dedo en esta tierra
bañada por el sol, verde y arena,
esparciendo tus semillas de inmigrantes
prodigándoles futuro y descendencia.

Yo sé Señor que te alegraste
al ver la entrega de tus hijos por fundarme,
les diste fuerza acompañando el sacrificio
y en la esperanza solidaria por forjarme
los ayudaste a echar raices con ahinco.

¿Cómo lograste, Señor, este milagro,
sin hablar el mismo idioma sino varios?
Mezcla de cultura y tradiciones y sin embargo
pudieron compartir el mismo sueño
y hoy soy el resultado de su esfuerzo.

¿Qué es un siglo, Señor, en la eternidad,
sino un presente contínuo?
¿Cuántas tribulaciones pudieron soportar,
 cuando llegó el avance de la ciencia?
Si el trabajo a veces brilla por su ausencia,
cuántos me abandonaron buscando en la ciudad.

Hoy sigo en pie Señor, por tus bellezas,
muchos llegaron a mi y se quedaron.
Y aunque tanto se hizo y tanto falta,
yo estoy feliz Señor porque me diste
el prodigio de alojar a muchas almas.

Soy tu creación, Señor, y a Tí respondo,
mas te pido que si por Tí existo,
sigas prodigándome la vida,
repartiendo abundancia a los justos,
y no solo a unos pocos, si no a muchos,
que saben apreciarme con sus ojos, 
me cuidan, me valoran y me otorgan, si acaso ello fuera poco,
el prodigio de abrazar su descendencia
que juega en mis calles feliz y en libertad.

Por eso Señor, yo soy tu pueblo,
y a Tí que ves en lo secreto,
te pido por aquello que formaste con bondad.
Bendícelos!, Señor con la oportunidad
de elegirme una vez más,
haciéndome su pueblo, llamándome Orense, su lugar.
 
Fernanda Carro

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