La historia del transporte de mercaderías, de lanas, cueros y cereales, está muy unida a mi propia historia, porque mi padre, Jesús Valdez, se desempeño siempre en ese rubro, salvo sus primeros años de su juventud, que trabajo en el almacén de ramos generales “Los Gallegos”, donde aprendió a manejar camiones. Más tarde se compro su camión y comenzó a realizar viajes y traslados de mercaderías a Tres Arroyos y su zona. (Foto 1)
Corría el año 42; con su familia ya formada, y siempre con deseos de superación y tratando de llegar a unidades más nuevas, fue adquiriendo vehículos más grandes y mas nuevos para dedicarse a realizar viajes más largos: Orense, Buenos Aires, Tres Arroyos, Bahía Blanca y, en época de cosecha, por supuesto, puerto Quequén, con cereal. En los años 50 en el puerto había ya un gran movimiento de barcos, y nosotras cuando lo acompañábamos quedábamos asombradas. Íbamos a verlos anclados en el puerto algunos, y otros esperando su turno para entrar y cargar.
El transporte de mercaderías en esos años consistía en ir hasta Buenos Aires a buscarlas a la central de cooperativas, para traerlas luego a la Cooperativa Agrícola Ganadera de Orense, (hoy de Tres Arroyos). Así era el abastecimiento durante muchos años. Lo que también era importante era cuando iba aprovechar el viaje para llevar lienzos con lana, que eran atados de arpillera de gran porte o también cueros. En esa época, es de destacar que en los campos se criaban gran cantidad de ovejas que se esquilaban, para enviar a Buenos Aires esa lana, de mucho valor, (quien la compraba era el Sr Antonio Di Cárolis para la barraca LA unión). Quiero destacar que era el único transporte que realizaba ese trabajo, por lo menos, los primeros años. En uno de esos viajes fue cuando la directora de la escuela N° 17, sra Nelida Meo Guzman, le encargó que trajera el monumento a la Madre, tarea muy especial considerando los cuidados que se debían tener para transportarla y que llegue en
perfectas condiciones, tarea que el realizo con gran responsabilidad y orgullo, porque lo viví, sé que él sabía que esa tarea iba a significar un trozo de historia para Orense.(foto2)
Es muy importante además ubicarnos en la época, para recordar que los caminos hasta Tres Arroyos o Necochea eran de tierra y había que transitarlos, según la época del año, con las dificultades propias. En épocas de lluvias los caminos se convertían en senderos que había que ir abriendo entre el barro; o en el verano calles polvorientas, con vehículos sin calefacción, ni aire acondicionado. Todo un trabajo realizado con gran esfuerzo y constancia.
Tengo recuerdos muy presentes de lo que significaba para toda la familia, cuando mi padre partía para Buenos Aires porque eran no menos de diez días, lejos del hogar, andando lentamente hasta legar a destino. Teníamos noticias de él porque hacia paradas donde había teléfonos para decirnos por donde iba, y preguntar como estábamos, porqueno eran épocas de celulares, ni GPS que lo orientara para a entrar a BS AS. Tengo en mi recuerdo salir fuera de casa para ver el camión cargado con esos lienzos de gran volumen, que sobrepasaban la altura de la caja del camión. Cada partida era como emprender una gran expedición, no se sabía cuando regresaba ni los percances que podía tener en el camino. Cuando emprendía el regreso también se comunicaba desde alguna estación de servicio para informarnos cuando podía llegar. Tenía algunas paradas casi fijas: en Chilllar o Cañuelas, y más cerca en Tres Arroyos, desde la estación de servicio La MARTITA, punto obligado de llegada donde ya había establecido alguna relación de amistad con su dueño. Allí a veces cenaba o lo hacía en la última parada, esa segura en el almacén del Hueso Clavado, porque además allí compraba las famosas y actuales Titas, que nos traía de regalo nosotros pensando que eran de Buenos Aires, a lo que nosotros le dábamos más importancia, era algo de la gran ciudad, cuando fuimos grandes nos enteramos de la verdad, ya tarde para desilusiones, y en su momento nos hizo felices.
Por un corto lapso de tiempo, tal vez por estar más con su familia, vendió el camión y compro la estación de servicio Esso, con un anexo de bar que él inauguro de tipo familiar como son en la actualidad (foto 3 y art,deldiario)Pero para un espíritu inquieto y viajero estar tantas horas en el mismo lugar no era para él, así es como nuevamente volvió a su actividad ,comprando esta vez un camión de hacienda viajando otra vez a Bs As. Así volvió a las rutas a reencontrarse con sus compañeros, hombres que como él ponían todo su esfuerzo, trabajo y responsabilidad. Así fue su aporte a este pueblo hasta que motivos de salud le impidieron continuar.
Delfa Valdez
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