Con motivo de los
100 años de Orense, me pareció por justicia y obligación moral,
dirigir nuestra mirada a los laboriosos inmigrantes de todas las
nacionalidades que vinieron al país para trabajar , casi todos en
tareas de agricultura y ganadería, donde muchas familias se
establecieron en los campos cercanos a nuestro pueblo. Con cariño y
el sudor de sus frentes, colaboraron con el porvenir de nuestra
localidad, y lucharon contra las adversidades propias de aquellas
épocas, en las que no había las herramientas actuales. Buena parte
de ellos han sabido destacarse por sus virtudes de la labor bien
encaminada y mejor aprovechada, transformando con su acción tesonera
muchas leguas de campo, y a cuya acción incesante se debe el
progreso experimentado hasta nuestros días. Esta obra que hicieran
en vida, enteramente consagrados al trabajo, con mucho sacrificio,
pero realizado con dedicación y mucho amor, la trasmitieron a las
siguientes generaciones, con el ejemplo, siguiendo el modelo de
honradez y buenas costumbres, y cumpliendo con su deber en la lucha
por la vida. Por ello, los descendientes, no debemos olvidarlos y
rendir un sincero homenaje a la memoria de todos ellos, que
colaboraron al progreso y mejoramiento social de nuestro querido
lugar, el pueblo de ORENSE.
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