Muchos pueblos pequeños han ido
desapareciendo absorbidos por las ciudades cercanas. Sus pocos
habitantes deben hacer grandes esfuerzos para mantener las
instituciones y, cuando no lo logran, emigran en busca de mejores
condiciones de vida . . .
Orense está bastante alejado de
esta realidad y aunque lentamente sigue creciendo y cada vez ofrece
mayor bienestar a sus vecinos.
Pensando en esto es que vienen a mi
memoria momentos vividos en una de las tantas instituciones que hay
en nuestro pueblo. . .
La Escuela 17 es una escuela pública
que se sostiene impecable, a pesar de la antigüedad del edificio,
gracias al aporte de su comunidad. Muchas veces, autoridades del
distrito y también de la provincia, han manifestado su orgullo al
ver el estado en que se encuentra.
Y es así, gracias al compromiso de
su personal, al cariño de sus alumnos y ex alumnos, a la
participación de los padres y (sobre todo) al esfuerzo de la
Asociación Cooperadora y del pueblo de Orense.
Uno solo de estos grupos trabajando
por separado no lograría ningún resultado pero todos juntos logran
grandes cosas…..
Recuerdo especialmente un ejemplo de
trabajo coordinado cuando, en vísperas de un aniversario de la
escuela, y pensando que para vestirla de fiesta el día de su
cumpleaños haría falta mucho dinero, nació la iniciativa de
sembrar los costados de la ruta. . . Fue una tarea ¡muy difícil!
Hablar con Vialidad, solicitar permiso a los vecinos, emparejar el
terreno, ¡y luego pasar a la tarea concreta!
Padres , ex alumnos y vecinos que
tenían maquinarias para realizar tareas de roturación y siembra,
hacían el trabajo dedicando los fines de semana (ellos o sus
empleados) algún voluntario juntaba leñas y les hacía un asadito a
mediodía… y, a media tarde ¡Aparecía un grupo de señoras que
les llevaban mate y tortas recién elaboradas!
Como el terreno no había sido
trabajado por años , las hormigas se habían adueñado de él y
amenazaban con devorar las tiernas plantas de girasol que iban
brotando. ¿Quienes las combatían? Las damas del Club de Madres,
los docentes y los alumnos que los sábados por la tarde iban nada
menos que ¡a matar hormigas!
Primero el verde follaje y luego
las hermosas cabezas amarillas del girasol daban de qué hablar en
los viajes a Tres Arroyos transitando la ruta . Todos nos
convertíamos en chacareros y comenzábamos a aventurar rindes. . .
Hasta que llegó la época de la
recolección …. ¡Qué satisfacción ver las máquinas cosechando
lo que con tanto esfuerzo se había sembrado! Satisfacción que
aumentaba cuando se vendía “en lo posible de a 1 semilla”(a
decir de un miembro de Cooperadora) para ir solventando los gastos
que surgían.
Este es solo un ejemplo. Hoy los
tiempos han cambiado y, no será sembrar la ruta, pero siempre hay un
evento que convoca al pueblo para recaudar fondos para alguna
institución.
Más allá de lo que significa para
la economía de quien organiza, es bueno ¡muy bueno! el trabajo
compartido, el sentarse junto al otro para organizar, el intercambio
de ideas y , sobre todo, el iniciar a nuestros hijos en el trabajo
participativo .
Mientras ese entusiasmo no decaiga
Orense seguirá creciendo a la par de sus instituciones.
Nélida Cabo
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