El 14 de marzo de 1976, recién casada llegamos con mi marido de la
capital Federal a un pequeño pueblo, Orense, donde instalamos nuestro hogar.
Empecé a trabajar como maestra jardinera en el Jardín 904.
Me dieron una bienvenida de reyes, con un grupo humano maravilloso.
¿Se acuerdan?: Ana María Agruirregabiría, Emy Baglione, María del Carmen
Valdez, Graciela López, en su reemplazo se incorporó Clelia Santiago, Delfa
Valdez, María Clelia Medina y cuando ella se fue llegó Stella Yanacone.
Las salas grandes, los materiales escasos y entre todas fuimos
construyendo y pintando cajas, juegos, muebles y de a poquito fuimos armando el
“Jardín 904” porque sobre todo había amor y compañerismo. Éramos jóvenes, con
mucho empuje, con ideas nuevas y ganas de hacer cosas.
¡Cuántos niños y niñas pasaron por nuestros brazos, cuántas lagrimitas
secamos, cuántas canciones cantamos, cuántos juegos compartidos, cuántos
proyectos hicimos! Siempre pensando primero en ellos: los niños, en sus
intereses, en sus vivencias, pensando en dejarles un buen ejemplo, en
inculcarles los buenos valores, los más simples pero los más importantes para
la vida.
Los padres siempre nos apoyaron en nuestras propuestas, nos acompañaban
en todo y así lográbamos mejores resultados.
Cómo no acordarse de las fiestas patrias, las de fin de año, siempre nos
quedábamos después de la hora para organizar y dejar a todos los detalles
arreglados ¡qué lindas salían! ¡Cuánta dedicación y alegría! ¡Cuánto trabajo!
Muchos años de vida compartida: casamientos, embarazos, nacimientos,
momentos de alegría y de los otros que también hubo.
Pero éramos como una gran familia, unidas nos supimos apoyar. Siempre
digo que he conocido muchos jardines en la ciudad en los 63 años que tengo y
nunca he trabajado en un ambiente tan lindo y acogedor.
Gracias compañeras, gracias niños, gracias padres, gracias Orense por
conocerte y haber vivido allí gran parte de mi vida donde fui muy feliz junto a
mi familia.
El jardín se fue agrandando, más salas, mas maestras: Cecilia Vizcaino,
Marta Hernandez, Silvia Gonzalez, Nancy Gundesen, Marcela Parrachini y
suplentes de Orense y Tres Arroyos.
¡Qué gran emoción sentí cuando llegué a tener una ex alumna como
compañera: Virginia Espinosa dando sus primero pasos en esta hermosa tareas.
Ahí me di cuento cómo habían pasado los años. También empecé a tener alumnos,
hijos de mis ex alumnos.
Anécdotas hay tantas como para escribir un libro.
Sigo contando mis recuerdos: las invitaciones a los padres, las
sorpresitas, todo era una buena ocasión para hacer un regalo “con los ojitos
cerrados, sorpresita, sorpresita, ven para aquí que los chicos te quieren
ver…”; vienen a mi mente miles de recuerdos, tantos años, tantos niños. Fue una
de las cosas más lindas que tuve en la vida, siempre rodeada por niños.
El nuevo jardín por el que tanto se luchó hasta conseguirlo, la
construcción, mudanza, inauguración. ¡Qué grande! ¡Qué hermoso! Nos sentíamos
perdidos al principio pero de a poco nos fuimos adaptando y haciéndolo
nuestro. Luego vinieron chicas nuevas: Claudia, Marita, Lucía, Rosana, Patricia
y más, entre ellas algunas ex alumnas.
Ahí seguimos con nuevos proyectos, siempre acompañados por la
Cooperadora, sin ella no hubiéramos podido hacerlo, por los padres y madres
voluntarios que dedicaban parte de su tiempo tratando de que no faltara nada
y preocupándose por la Institución y por los niños.
Debo agradecer a todos los que han pasado por esta Institución que han
aportado su grano de arena, su dedicación, esfuerzo y amor por la felicidad de
los niños.
Gracias, Gracias, Gracias!!!!!!!!!!!
La seño María Sara que disfrutó y fue muy feliz en el Jardín 904 de
Orense.
Muchas gracias María Sara! Así recuerdo el Jardín 904, con gente comprometida, cálida y trabajadora, que me cobijó como alumna y como madre de tres alumnos. Lugar mágico donde mis niños aprendieron mucho: a compartir, cantar, contar, soñar, leer y tantas cosas más. Los mejores recuerdos de vos y tu familia! Adriana Canata.
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