viernes, 12 de julio de 2013

Escribe Hermindo Timoteo Ferreyra sobre Central de Teléfonos Orense




Cuando entré al teléfono del Estado fue en 1957. El sistema que utilizábamos era el primitivo, teníamos que dar vuelta una manijita para  poder llamar al abonado. Teníamos tres líneas con Tres Arroyos y una con San Francisco de Bellocq. Estábamos ubicados en la diagonal frente al monumento a la madre propiedad de la familia González, dueños de La Palma.
Ahí estuvimos hasta el año mil novecientos setenta y dos, fecha en que nos trasladamos al edificio del señor Abel Somoza, sito en avenida San Marín sin número. Cuando pasamos a dicho edificio La Central cambió de categoría y la firma ya pertenecía a Entel Argentina, hasta mil novecientos noventa, año en que me retiré y pasó a Telefónica, con todos los adelantos que conocemos.
  Contaré a continuación algunas anécdotas chistosas que nos ocurrieron durante nuestro trabajo, respetando la privacidad de las personas involucradas no haré nombres.
  En cierta ocasión estando de jefe en mi oficina y una sola operadora, trabajando en el conmutador, tengo que aclarar aquí que los operadores podían supervisar cualquier llamada sin, por supuesto, divulgarla. Como dije las únicas personas que estábamos en la oficina era una operadora y yo. De repente escucho un chau, entonces levanto la vista y pregunto: ¿llegó alguién?..-no había llegado nadie—estaba tan concentrada supervisando que cuando terminó la conversación que tenían los abonados ella también se despidió.
  Otra anécdota es la siguiente: había un operador que era muy bromista y en la vieja oficina teníamos un fuelle tipo fragua, de esos que se usaban en las herrerías, lo utilizábamos para sacar el polvo del conmutador y hacía un ruido bárbaro. ¿Qué hace este señor? Se ubica detrás de la puerta, y cuando entra la operadora hace sonar el mismo. Ella se da un gran susto.
  Otra anécdota: a este operador teníamos que darle un escarmiento, ya estábamos en el nuevo edificio, pero trabajando todavía con el viejo conmutador. Este operador toma servicio y, como era tan inquieto, sabía que algo se le ocurriría. Le dije que no fuera a tocar nada de la parte de atrás del equipo. Después que entregó a la operadora lo llamé y le dije: Che ¿anduviste tocando el equipo?-y me responde: no nada ¿por qué?—le contesté: tuve que llamar a Tres Arroyos porque estuvimos incomunicados, ahora viene el Jefe y preguntó quién estaba de servicio, entonces le di tu nombre. Así lo tuve todo el día hasta que le dije que había sido una broma.
Hermindo Timoteo Ferreyra
Prontuario número: 74175/1
Jefe de Central de Orense

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