Transcurría el año 2004 cuando me abrió las puertas el
colegio que ofrecía educación secundaria en Orense. Me encontré allí con gente
de gran calidad humana y profesional que marcaron huella en la institución y demostraron
vocación por su actividad, compromiso y honestidad.
Ellos fueron un ejemplo para los que recién llegábamos con
el título bajo el brazo y sin experiencia en la profesión.
El valor que tiene esta institución es inmenso… Ha dado la
posibilidad a muchas generaciones de estar preparados para insertarse
laboralmente, o seguir estudios terciarios y/o universitarios. Gracias a la existencia
de esta hermosa escuela es posible retener y disfrutar de una franja de edad
que sin ella se nos hubiera ido, la adolescencia, que tanto requiere de la
presencia y la mirada atenta de sus padres. Fue fundamental su función para
poder forjar un futuro a nuestros jóvenes.
Realmente el sentimiento es muy profundo por este colegio,
ya que no solo me permitió desarrollar la profesión sino que también gracias al
intercambio con colegas y alumnos, se enriquece cada día más el caudal de
conocimientos, incentivándonos todos a dar lo mejor de nosotros mismos.
Agradezco profundamente a la verdadera razón de ser de esta
escuela secundaria, LOS ALUMNOS, que con su alegría, trabajos solidarios y la
energía de sus acciones enaltecen a la institución, y nos hace sentir
orgullosos de compartir seis años importantísimos de sus vidas.
¡Que Dios te bendiga querido colegio! Te llevo en mi
corazón.
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