viernes, 12 de julio de 2013

Homenaje a las Hnas. del Colegio “San José”, de los docentes del Colegio



   “Consagradas al Cielo, dejaron  sus familias y se entregaron para siempre a la misión de acercarnos a Cristo y a sus enseñanzas”.
   Orense, gracias al espíritu de lucha y al compromiso con la localidad, de Josefina Pacheco de Riglos, fundadora del Colegio y de la Iglesia “San Marcos”,  y a la Congregación Vicentina de Zagreb que no dudó en enviar a las primeras Hermanas,  cuenta desde hace más de 76 años con un grupo de Religiosas,  que no sólo trabajan por el Colegio sino que continuamente están consagradas a las necesidades espirituales de sus habitantes. A través del tiempo fueron muchas Hermanas las que transitaron por este Colegio, cumpliendo cada una con su función específica dentro de la comunidad, pero a su vez  con la espiritualidad vicentina, la que consiste en la imitación de Jesucristo en su Amor al padre del Cielo y a los más necesitados, en la humildad y en la sencillez.
   Fue así como la Congregación, teniendo en cuenta las necesidades de los tiempos y de la Santa Iglesia y el importantísimo significado de la educación en la vida humana y en la sociedad, puso énfasis en el apostolado de la educación cristiana colaborando de esta manera, en la formación integral del hombre, quien es una persona libre, original,  investido de dignidad, responsabilidad, destino y esperanza, en comunión con la naturaleza, con los demás hombres y con DIOS mismo.
   Las Hermanas vinieron  de lugares muy remotos, de la lejana Yugoeslavia,  de Paraguay y de España, entre otros países, pero también  dos hijas de Orense se entregaron a esta misión de alejarse de la vida terrenal y dedicar su vida a evangelizar, la Hna. Lucía Heim y la Hna. Rosa Molleker.
    La Hermana Lucía  con el don increíble de la música, siempre nos alegraba con su bandoneón,  y con gran responsabilidad y compromiso preparaba  coros impecables, que eran orgullo del Colegio. También la Hermana Rosa, con un carisma especial, tenía la capacidad de hacernos reír, divertirnos y alegrarnos, con sus continuas ocurrencias.
     Algunas estuvieron mucho tiempo y otras, menos o poquito, pero todas dejaron su huella, siguiendo el camino marcado por nuestro Señor. A todas queremos agradecer y reconocer, pero haremos una mención especial a las que más permanecieron en este Colegio.    
    La Hermna  Estefanía, una persona increíble, totalmente comprometida con la formación y la enseñanza de cada uno de los alumnos, control estricto, orden, brillo, todo impecable y ella inmaculada. Sin embargo, tenía mucho tiempo para conversar,  a la mañana debíamos llegar temprano, porque ella revisaba  nuestras carpetas didácticas y las tareas que realizaríamos con nuestros alumnos, por la tarde  a ayudarle a hacer las planillas de sueldo. En ese entonces, no teníamos calculadora, así que el trabajo era agotador,  especialmente cuando debíamos liquidar los aguinaldos. Pero igual lo pasábamos tan bien... Siempre llegaba una bandejita con un rico café con tortas caseras preparadas por la Hna. Carmen. Ella nos contaba de su lejana Yugoeslavia, de su niñez, de su hermana  Celina a la que  atrajo a la vida religiosa, de la tristeza de sus padres ante la partida de sus dos hijas. Fueron largas horas de trabajo, pero con mucho gusto por el tiempo compartido, por  el placer de conversar sobre sus historias y las nuestras.
    La Hermana Rafaela un capítulo muy importante en la historia del Colegio. Ella era incansable, una energía increíble, pudo hacer tantas cosas por este Colegio. Durante su gestión se hizo el Salón Virgen Milagrosa, el Patio Cubierto, el edificio del Jardín de Infantes. Solo nombrar estas obras de semejante magnitud parece un imposible. Siempre invocando a la Divina Providencia, todo lo podía, en todo quería participar: Ferias de Ciencias, del Libro, de la Cultura, Olimpíadas, Viajes de Egresados, siempre  peleando para que los chicos del Colegio pudieran disfrutar de todo. También con ella compartíamos largas horas de conversaciones profundas, casi filosóficas mientras hacíamos planillas de sueldos y balances.  Su energía increíble la  llevó a crear la Jornada Completa y así nuestros alumnos pudieron tener el privilegio de aprender Inglés e Informática desde el Nivel Inicial y disfrutar de más horas de deporte, entre otros muchos beneficios. El  Colegio creció en forma casi vertiginosa, hoy cuenta con muchísimos alumnos, con  personal capacitado para cada tarea y con increíbles recursos materiales.
   Y siempre la Hermana Carmen, un monumento viviente en la historia de Orense. Si pasábamos por  la cocina, ella siempre estaba allí, y aún hoy está preparando la comida para todos, y si no su otro quehacer predilecto: cultivar en su huerta las verduras para el comedor, o para quienes quisieran una exquisita sopa en los fríos inviernos. Con su ejemplo de humildad, de laboriosidad, de entrega, de sacrificio y amor, con su ejemplo de persona feliz, que encuentra la felicidad brindándose a los demás y cosecha el amor de todo un pueblo. Quién no la recuerda con muchísimo cariño. Quién no recuerda los bollos,  que ella preparaba y aún prepara para todos en el día de San José, levantándose a las 3 de la mañana para que estén listos para el recreo de las 10.
   En ellas,  rendimos homenaje a todas y a cada una de las Hermanas que han pasado por este Colegio, que quizás no han estado tanto tiempo, pero que se han brindado  con exclusividad al Colegio y a Orense con su trabajo silencioso, con su servicio generoso y comprometido con el prójimo, con sus palabras de consuelo a los enfermos o afligidos.
    Con la Hermana Lucía Laura, ejemplo de orden y rectitud, se fue la última Directora religiosa y hoy nos toca a los laicos acompañar a la Hermana Nives como Superiora, inteligente, tranquilizadora, serena, optimista y alegre, que tan bien nos sabe guiar en este compromiso de mantener y hacer crecer a este Colegio que es orgullo de Orense, a la Hermana Consuelo que periódicamente llega hasta Orense para orientarnos con sus sabios consejos, a  la Hermana Vicenta, trabajadora incansable y por supuesto a la Hermana Carmen que nació en Orense, España y se quedó para siempre en  nuestro Orense,  Argentina.
     ¡Qué Dios nos ilumine para que el Colegio San José siga ayudando a crecer a muchos niños de este pueblo, que este año cumple sus primeros cien años!  
                                                                                      Docentes del Colegio

3 comentarios:

  1. RECUERDO CON CARIÑO A LA HNA AGUSTINA,A LA HNA CARMEN,Y A LA HNA MARÍA(PROFESORA DE LETRAS) CON QUIEN TUVE LARGAS CHARLAS DE LITERATURA EN LOS VERANOS EN LA BIBLIOTECA DEL COLEGIO...UNA BRAZO ATODA LA COMUNIDAD DE TAN IMPORTANTE OBRA ...CANDELAS BAIGORRI

    ResponderEliminar
  2. Mi nombre es Susana Desimone y quisiera saber si alguno de ustedes me pueden facilitar la direccion del colegio de Orense para poder escribirle a la Hermana Nieves... Gracias.
    Mi mail es susana.desimone@hotmail.com

    ResponderEliminar
  3. Mi nombre es Susana Desimone y quisiera saber si alguno de ustedes me pueden facilitar la direccion del colegio de Orense para poder escribirle a la Hermana Nieves... Gracias.
    Mi mail es susana.desimone@hotmail.com

    ResponderEliminar