En el año
1985 comencé a armar un “cañito” para la playa. En ese momento corría en la
categoría minicross el Sr. Raúl Pérez y a Osvaldo Espinosa se le ocurrió la
idea de armar uno para poder participar. Nos juntamos un grupo de amigos, todos
fierreros y pudimos correr hasta 1990. Tuve la oportunidad de participar como
acompañante con mi amigo Ricardo Santiago.
En 1992
formé mi familia y paré, las prioridades cambiaron.
Luego de
10 años se me presenta la oportunidad de comprar el auto de Javier Espinosa,
quien había logrado ganar el campeonato. Por dos años consecutivos los
resultados fueron espectaculares, pelear por el número 1 en la puerta es el
sueño de todos los pilotos. Fue una experiencia maravillosa para mí y todo el
grupo que me acompañaba.
También
pude participar del Rally.
Hoy,
a…….. años de mi debut con el mini tengo el privilegio de cederle el auto a mi
hijo Emilio, quien está haciendo sus primeras experiencias.
Más allá
de los buenos resultados y las frustraciones obtenidas, lo que más me importa y
rescato es el compartir un deporte en familia y con amigos. Siempre vivimos
fines de semana agradables, donde el mate, el asadito y las manos engrasadas
son infaltables.
Por supuesto
que siempre queremos estar más adelante. Nunca olvidaré mi primer podi. Pero
los fierros a veces te desilusionan...
Pero así
se entiende y disfruta del automovilismo.
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